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El arquitecto que diseña la casa de vacaciones de tus sueños

Su sueño como arquitecto era construir rascacielos —le fascina el Edificio Castelar de la Castellana madrileña, todo un prodigio en 1975, cuando se proyectó—, esos titanes tan fascinantes como complejos.

Pero estudiando la carrera en la Universidad de Berkeley (California), el también empresario y humanista Javier Rodríguez descubrió el concepto de resort residencial de lujo que tanto triunfaba allí, en Estados Unidos. O lo que es lo mismo: el modelo que combina desarrollos urbanísticos y hoteleros exclusivos en un mismo lugar, de forma que puedes comprar o alquilar una casa de alto standing (como una villa de 500 m² con sauna y sala de cine propios) con los servicios de un cinco estrellas.

Léase: restaurantes, desayuno en la habitación o en la terraza mirando al mar, piscinas, concierge las 24 horas… En definitiva, la casa de vacaciones de tus sueños a tres horas de Madrid.

Tanto le fascinó la idea que decidió exportarla a España. Y en concreto a la Costa del Sol, donde su familia, de origen gallego, se había mudado siendo él un crío en busca de un clima benévolo que redujera los problemas asmáticos de su hermano. Su padre, tan visionario como él, ya contaba con experiencia en el sector inmobiliario en Fuengirola y Benalmádena, a caballo entre Málaga y Marbella, y él continuó la senda revolucionando el mundo del lujo, la hospitalidad y el bienestar en la zona con el complejo Higuerón Resort.

En estos momentos, este resort cuenta con el hotel Curio Collection by Hilton 5*, 1.000 viviendas, las villas y apartamentos de lujo Leiro Residences, un Sport Club (aquí entrena la NBA y la selección española de baloncesto), un spa, varias piscinas, un beach club abierto los 365 días del año, siete espacios gastronómicos —incluido Sollo, liderado por Diego Gallegos, el «chef del caviar», con una estrella Michelin— y el único concesionario en Andalucía de De Antonio Yachts, la empresa de yates más puntera de España y la que adoran Felipe VI, Fernando Alonso, Carlos Sainz o Rafa Nadal, quien eligió este lugar para su despedida del tenis en noviembre.

Por si fuera poco, más de 400 obras de arte —de Tàpies a Francisco Leiro o Enrique Brinkmann— salpican las instalaciones, sin olvidar el Rolls-Royce de la entrada del hotel que perteneció a Alfred Hitchcock.

Por su gestión al frente de tal coloso, Rodríguez ha sido nombrado uno de los empresarios del año por Forbes, un premio a sus más de 30 años de trayectoria. Lo recibe con gratitud, pero consciente de que es una labor en equipo (500 personas) y «una responsabilidad» para seguir siendo tan exigente consigo mismo.

«Un proyecto con tantos servicios demanda todo de ti; no somos el típico promotor que vende sus viviendas y se olvida». Incluso ofrece alquilarlas cuando no las usen sus propietarios.

La pasión por su trabajo hace que siga construyendo casas y un resort de ultralujo en Marbella, además de «crear comunidad para los 2.000 dueños que han escogido disfrutar del “arte de vivir”, su lema, aquí. Tenemos más de 40 nacionalidades para las que organizamos actividades gratuitas como talleres de sushi o yoga, conciertos, torneos, rutas culturales…».

De ingleses a noruegos o madrileños, a quienes les pilla a un tiro de piedra con el AVE (la estación de Málaga está a 20 minutos), por lo que suelen «bajar fines de semana, puentes, Navidades… El buen clima permite venir durante todo el año y, además, les fascina el spa, el entorno natural y hacer deporte».

¿Y ve una réplica del Higuerón Resort en la capital? «Sí, totalmente. En la zona del Jarama o la sierra de Guadarrama sería estupendo. Todo el mundo se acostumbra a lo bueno y esto lo sería».

Aviso a navegantes: «Lo que me divierte lo hago». De momento, se conforma con pasear por las calles de Madrid. «La han dejado muy bonita; la llegada del Four Seasons y la reforma de Canalejas supuso un antes y un después», afirma convencido.

Es uno de los lugares a los que le gusta viajar, uno de sus hobbies junto a la vela, aunque todavía recuerda aquel periplo por Japón con Robin Chiang, su mentor en Berkeley y con quien pergeñó al alimón el diseño de este oasis del lujo mediterráneo.

—ISABEL GARCIA, El Mundo

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